Está bien que rompas una lanza a nuestro favor, pero entonces la vergüenza veo que es más bien general, ¡al final alguien tendrá que ordenar las cosas por nosotros! En todo caso sé que es algo que tenemos que aprender. O convives con una pelusa gigante que acaba por hacerse dueña de la casa o limpias y ordenas. Lo de planchar es otro tema. Pero de verdad me gusta que seas sincera; quizá por ahora ayudar en casa sea una cuestión más de edad que de género.
Lo de probarte tantos vestidos... ¿de verdad no es algo de película? Una cosa es quedarte un rato delante del armario con el qué me pongo rondando la mente y otra es pasar al empirismo absoluto: ensayo y error. ¿Te pruebas diferentes combinaciones hasta que aciertas? Si unos vaqueros te quedan bien un día... ¿por qué no al siguiente fin de semana? ¡Eso no tiene sentido! (es ahora cuando diría que hace tiempo que las cuestiones femeninas dejaron de tener sentido jeje).
Yo hoy saldré y ni me preocupo. Ya sé qué vaqueros y qué camiseta me voy a poner. Y cuando me vea en el espejo diré "¡qué maravilla, chaval!". Si yo mismo no confío en mí no pretenderé que los demás lo hagan. Lo de echarse piropos delante del espejo suele ser bastante común entre los chicos. Siempre es bonito escuchar halagos (aunque vengan de uno mismo jejeje). Ya se sabe, el amor propio.
Claro que seguramente tú tengas cinco veces más ropa que yo. ¿Por qué será eso? Puede influir que nos preocupe más actualizar las plantillas en el Pro.
sábado, 10 de noviembre de 2007
Unos vaqueros y una camiseta
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