domingo, 25 de noviembre de 2007

La cuerda

Antes de nada, actualización: Que no, que no perdió el móvil. He tenido que mandar a un amigo para que hiciera de esbirro y la llamase. Si sonaba el móvil, mal. Si contestaba una chica, peor. Bueno no llego a contestar nadie y ya un par de veces me parecía demasiado. Pero vaya, que el móvil sigue en su sitio. Qué bien. Y no se quedó con ganas de salir más conmigo. NUNCA salió conmigo. That's life.

Total, que loquito o no, aquí seguimos. Cuando no tienes una relación estable ya se sabe cómo funciona estos: a golpes. Unas veces los das tú, otras los recibes. Por mucho que te cubras en algún momento bajas la defensa. That's life too.

Pero si entramos en el terreno de la relación... no sé si hay que dejar la cuerda en el armario. Yo soy un chico complicado para salir conmigo y entiendo que el tira y afloja cansa. No se puede vivir en una montaña rusa continua porque las relaciones se convierten un poco en obsesivas y se olvida cómo disfrutar los buenos momentos si no es por oposición a uno malo. Es una dinámica terrible y destructiva en el tiempo. Incluso cuando no se está en extremos. Claro que discutir de vez en cuando sirve para romper la monotonía.

Así fue mi relación con la única chica de la que me enamoré. Y un día, después de que me enfadara por alguna tontería, me dijo algo que no se me olvidará: "¿Por qué te comportas así? Ya me tienes, ya me has conseguido". Cuidado con la cuerda.

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