jueves, 8 de noviembre de 2007

Las diferencias no son tan grandes como parecen...

Lo sabía!! Ahora compruebo como volver a un hombre loco en la cama… quitándole el control del Pro, del Play o del videojuego que sea! Ese es su punto débil.

Debo confesarte, que de quehaceres de la casa no se absolutamente nada.

Te doy un consejo muy sencillo, como yo no soy una chef profesional ni mucho menos, cuando no hay nadie en casa recurro a una táctica bastante sencilla: pedir algo de comer al delivery o salir a comer a algún restaurante. En una ocasión prepare un postre y casi mando al hospital a mi familia completa por envenenamiento jajajaja. La verdad que ese pie de manzana salió fatal ni yo misma podía tragarlo. Desde ese momento decidí toma clases con la experta de mi abuela y vaya que me sirvió! Por lo menos ahora no me siento una inútil.

De que las chicas somos más ordenadas y limpias definitivamente, pero claro tenemos nuestros días. De seguro alguna vez has escuchado que NADA nos queda, nos vemos al espejo y descubrimos que al otro lado hay una especie de Freddy Kruger.

Entonces le preguntamos a nuestros novio ¿Qué tal me queda esto? Él responde te queda súper bien (porque sé que les aburre esperar horas a que terminemos de cambiarnos), pero no. Nos parece que dicen te queda bien sólo por cumplir.

Entonces aparece la común histeria y tiramos abajo todo el armario porque no tenemos nada que ponernos (no importa que estén colgados 50 vestidos, 100 jeans y 200 t-shirts, en ese momento no tenemos nada que ponernos). El caos se apodera de la habitación.

Debo admitir que odio ordenar todo lo que deje por el suelo el día anterior tratando de encontrar el outfit que escogí para aquella noche. Pero como dices siempre hay que guardar la imagen entonces todo está perfecto y brillando como por arte de magia antes de que alguien entre a nuestro dormitorio.

La verdad que te felicito. Yo nunca he lavado mi ropa por mi misma. Con las justas cuando estuve viviendo fuera de casa, al otro lado del mundo lo intenté, pero para suerte mía, me alojé en casa de un familiar quien se tomó la molestia de hacerlo por mí. Seguramente me vio parada frente a la lavadora y mi cara de preocupación le conmovió el corazón.

No te avergüences Ryo, las diferencias no son tan grandes como crees…por lo menos eso es lo que pienso.

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