domingo, 4 de noviembre de 2007

Disfraces, máscaras y colegios

Empezando por el final, ocultar tiene mucho más encanto que mostrar descaradamente. Pero me parece que eso las mujeres lo tenéis más que aprendido: lo domináis.

Se termina el puente de Halloween (de Todos los Santos en realidad) y yo sigo con la misma incomprensión. Ahora más, si cabe. ¿Así que podría atraerte alguien con una máscara porque tiene unos ojos bonitos? Esto es novedad, mañana mismo me estoy comprando el antifaz. Claro que la cara es el espejo del alma y si ni siquiera se la ves, ni ella a ti, parece que se entra en un mundo obsceno. Y en los mundos obscenos pasan cosas muy bonitas.

A mí un disfraz no me pone. Pero gracioso sí que es. Vergüenza ajena, tal vez. A lo mejor no he encontrado la situación ni la persona adecuada para ello. ¿Tú te has disfrazado, Dalith? En todo caso que sea de colegiala. La inocencia -aparente- es un bien preciado. Una falda al vuelo, un polo que marca la silueta y la ropa interior de colores. Suena bien.

Y esto nos lleva a los uniformes, que son como disfraces pero encima de verdad. ¿Tú cómo los ves?

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