miércoles, 28 de noviembre de 2007

No me rindo

¡Pues claro que no acepto perder! ¿Quién acepta perder? Los perdedores. Yo no puedo sentarme y resignarme y decir es que soy gilipollas. ¡Porque no es así!. Detrás de esta desaparición hay un misterio sin respuesta, un caso por resolver, una extraña historia que algún día tendré que descubrir.

Y la descubriré con mi ropa del siglo pasado. ¡Viva la ropa del siglo pasado!. Me rebelo contra la moda impuesta por quien sea. Sí, es bastante cutre ir desafasado, pero, ¿qué más da?. Si uno se siente cómodo con sus vaqueros rotos, perfecto. Y están rotos por usarlos, no porque vinieran así, ojo. También es en parte culpa de la ropa, que alguna prenda aguanta mucho. Cuando tienes un jersey y llega un momento en el que rompes la manga, por ejemplo, ya no puedes escaparte y tienes que ir de compras. Pero claro te compras unos Levi's y tienes vaqueros para la próxima década. Así no hay quien renueve vestuario.

Pero no me cuentes historias, claro que intentáis cambiarnos. ¡Cambiar "acciones, comportamientos o aspectos" es cambiar todo! Que si tienes que salir menos con los amigos, que si estoy intentando que seas más sensible, que si la videoconsola se va a acabar... vivís en un estado obsesivo de educación continua. Me bajo de ese tren.

Lo de los amigos tiene una razón muy simple. En el mundo masculino la fuerza y la virilidad te dan puntos. No es mejor ni peor, es natural. Somos animales (los hombres y las mujeres). Y llorar no es que sea precisamente una demostración de fortaleza extrema. Pero con las mujeres, que tienen otra escala de valores sociales podemos, en este sentido, ser más libres.

De todas maneras es un error esperar a una situación extrema para ser sincero con lo que sientes. La humildad, enseñar que no eres un súper hombre y aún así estás orgulloso de ti mismo es algo que atrae mucho a las mujeres. Porque un hombre que acepte sus defectos da seguridad. Un hombre perfecto, si de verdad lo es -no como el chico que conocí en la universidad- provoca incomodidad. Es como ser normal en una clase de superdotados. No es tu sitio. No puedes ser tú mismo.

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