Es divertido comprobar que uno mismo encaja dentro de las costumbres que por estas fechas siguen tantas y tantas personas. He pasado la Navidad en familia porque he visto estas fechas como una buena excusa para pasar más tiempo con mis allegados. He hecho regalos y ha sido una manera de demostrar cariño recompensada con alguna que otra mirada de ilusión al abrirlos. He comido mucho, corrido poco y salido de fiesta en dosis pequeñas pero muy intensas. Y también soy una víctima más de los propósitos que se nos ocurren al empezar un nuevo año.
Oí a un psicólogo explicar que el cambio de año presenta una buena ocasión para reflexionar sobre el momento que vivimos e ilusionarnos con nuevos proyectos. Es un punto de partida cultural porque ni siquiera los días coinciden con el solsticio de invierno. Pero sea como sea, es un empujón que nos conduce a planes inéditos o que quizá habíamos aparcado tiempo atrás.
Yo me he propuesto dos cosas: aprender italiano y vivir en Nueva York a partir de junio. El amor lo dejaremos para más adelante. ¿Y tú, Dalith?
martes, 8 de enero de 2008
¿Nuevas ilusiones?
Publicado por ryo en 3:49
Etiquetas: 2008, año nuevo, ilusiones, propósitos
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